Sábado 24 de junio / Mirador Luis Rosales. Cercedilla / 12:00h.
«Todo comenzó en un pequeño pueblo de la Sierra de Madrid. Antonio Sáenz de Miera, entonces presidente de la Fundación Cultural Cercedilla, ponía en pie una iniciativa radicalmente regeneracionista, a la manera de Giner de los Ríos. Invitaba a sus vecinos a emprender una marcha de reconciliación con la naturaleza, abierta a las dos Comunidades que abrazan las cresterías del Guadarrama. La bautizó con un calambur, Aurrulaque, en honor a su destino, la Pradera de Navarrulaque. Treinta han corrido desde entonces, haciendo camino al andar, pero también sociedad civil y conciencia ecológica. Edición tras edición, a aquel puñado de caminantes se fueron sumando personalidades como Luis Rosales, Camilo José Cela o Juan Luis Arsuaga. Debemos a todos ellos su mayor conquista: la declaración de la Sierra de Guadarrama como Parque Nacional.»
«Aurrulaque». Antonio Sáenz de Miera
XXXIX Edición de la Tradicional Marcha del Aurrulaque (2023)
El próximo sábado 24 de junio (2023), tenemos una cita con la tradicional marcha del Aurrulaque que va ya por su trigésimo novena edición.
A lo largo de estos años, diversas personas ilustres han sido invitadas a leer “el manifiesto” por su implicación en el conocimiento y cuidado de la Sierra del Guadarrama. En esta ocasión, y cuando se cumple el décimo aniversario de la declaración del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, D. Pedro Calvo, Consejero de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid allá por el año 2002 cuando se iniciaron los trámites de la Ordenación de los Recursos Naturales de la Sierra de Guadarrama en el ámbito territorial de la Comunidad de Madrid, leerá su manifiesto “La osadía del Guadarrama”.
La marcha recorre algunos de los parajes más emblemáticos de Cercedilla, el acto dará comienzo a las 12h., en el mirador de Luis Rosales, muy cerca de la pradera de Navarrulaque.
La música, como otros años, la pondrán Antonio Lucio y Luiz Gibson. Y el dibujo del cartel ha sido elaborado, nada más y nada menos, que por Eduardo Martínez de Pisón.
