Viernes 20 de junio / Casa de Cultura. Torrelodones / 19:30h.
El amor no camina; se desliza, gira, tropieza, se eleva. Nos hace perder las cuentas y olvidar las palabras, caminar ciegamente hacia lo desconocido, cargando nuestros sentidos de vida, a nuestro Ser de movimiento como pocas veces habíamos percibido.
El amor como la danza, a veces son dos cuerpos que se rozan al borde del abismo, llenos de deseo y contradicción. Otras veces es un vals lento, ese amor sereno que gira sin prisa, en perfecta sincronía, donde el tiempo parece detenerse.
A veces el tiempo te da la expresión del amor propio; fuerte, desafiante, con pisadas firmes que reclaman espacio, identidad, valor. O también sucede lo contrario cuando tu danza se despoja de estructuras y susurra lo justo y necesario; en ese lugar, en ese momento. También existe el baile improvisado de los amores nuevos, espontáneos, que no siguen compases conocidos, pero que vibran con la magia del descubrimiento.
El amor también es danza contemporánea, esa que fluye con la pérdida, la nostalgia, el desapego. Se cae, se levanta, se reconstruye. Hay amores que se desvanecen como el humo de un escenario vacío, y otros que persisten, invisibles pero eternos, como la melodía que sigue sonando en el alma después del aplauso final. Un abrazo, un adiós, un reencuentro, una coreografía para todos esos valiosos momentos…