Del 1 al 23 de abril / Casa de Cultura. Navacerrada.
Exposición de pintura al óleo.
Manuel Aragón Ortega nace en San Fernando, Cádiz, el 26 de abril de 1932 hijo de Antonio Aragón Suárez, gran aficionado a la pintura, y de Agustina Ortega Jiménez. Desde muy joven, tendría 12 años, dedica todo el tiempo posible a pintar con su padre, de quien realmente recibe las primeras enseñanzas. Sus bodegones y continuo dibujo del natural le dan una formación y le introducen de tal manera en la pintura, que para toda su vida serán fundamentales a lo largo de su carrera artística. Asiste a las clases de dibujo del Centro Obrero que imparte el pintor isleño Fernández Homedes. Aunque la enseñanza de un pintor comienza por la pintura de naturalezas muertas, desde muy temprano su inclinación por el paisaje es definitiva ya que, en 1945, tiene sus primeras experiencias de salida al encuentro de paisajes del natural. Los esteros, salinas y huertas de su tierra, son los temas que le atraen en estas experiencias pictóricas, y que, desde ese momento le acompañarán para siempre de forma recurrente. Muchas veces, esas salidas para pintar al natural las hace en compañía de pintores de su pueblo, donde también frecuenta el círculo de amistades de su padre donde se encuentran artistas como el pintor José Martínez “Pepiño”, el escultor Antonio Bey Olvera, Francisco Bore, etc. Estas actividades artísticas las comparte con su formación en la Escuela de Aprendices de la Empresa Nacional Bazán en el ramo de artillería, encaminado hacia la delineación.
En 1951, pintando en las canteras de Puerto Real, según sus propias palabras “el maravilloso y único pinar que quedó grabado en mi retina para toda mi vida, con su gama de verdes y sus tierras rojas y naranjas”, conoce de manera totalmente casual a Pierre de Matheu que paseaba por allí. Se producen inmediatamente cambios fundamentales en su formación.
“El estudio del arabesco, esos trazos imaginarios que enlazan y envuelven todas las cosas, esa manera de utilizar la pincelada que además del color conlleva las formas, esa paleta simplificada y fundamental de colores puros, ese compendio en fin de principios fundamentales tan importantes para un pintor, los recibí de él desde los primeros contactos y han permanecido como rasgos inalterables a lo largo de toda mi formación pictórica posterior.”
En 1951 ingresa en la marina para el Servicio Militar y lo destinan a Madrid, circunstancia que marcará su vida para siempre. Asiste a las clases de pintura con Pierre de Matheu, al mismo tiempo que al Círculo de Bellas Artes de Madrid durante seis años. Pierre de Matheu Montalvo, 1900-1965. Pintor de nacionalidad salvadoreña, hijo de un diplomático de origen gaditano y primo hermano del compositor Manuel de Falla. Después de vivir más de cuarenta años en el París intenso y creativo de los movimientos artísticos del siglo XX, se establece en España donde entronca con la generación del 27 en la búsqueda de la plenitud luminosa del paisaje mediterráneo. Durante esos años de formación hasta 1956, comparte el estudio de desnudos con bodegones y paisajes, pero sobre todo el paisaje se va convirtiendo en el tema principal de sus inquietudes.
En 1975 realiza su primera exposición individual en la Galería Península de Madrid, presentando su catálogo José María Moreno Galván y asimismo expone en la Galería Melkart (Cádiz). Conoce el sur de Salamanca en torno a la Peña de Francia, eligiendo Miranda del Castañar como centro de sus viajes a esta región. Los temas escogidos son los dorados otoños y las primaveras en flor de los cerezos, que junto con los del Valle del Jerte son especialmente hermosos. Desde 1976 a 1980 sufre un cambio fundamental en su pintura, ya que la geometría se acentúa de manera casi total en los diferentes temas tratados: barcas, árboles en flor, calles blancas y sobre todo los olivos, son analizados y construídos a base de formas geométricamente puras, tejiéndose una trama de líneas y colores que confieren a la obra una gran fuerza. En 1978 realiza un viaje por Marruecos, quedando hondamente impresionado por la personalidad y plástica de este país que se desprende de las ciudades como Fez, los zocos y sobre todo de los pueblos de adobe prácticamente confundidos con el paisaje. Expone en la Sala Andrade de Ciudad Real.
1980 y 1981 son años muy fructíferos en su obra y al mismo tiempo es el período en el que más se desarrolla la geometrización de su pintura, trabajando asimismo sobre temas muy variados: Exposición Antológica “25 años en la pintura de Aragón”, organizada por la Asociación de Artistas Plásticos Gaditanos; Exposición en la Caja de Ahorros de Ronda (Cádiz); Exposición en la Fundación Ruíz Mateos (Jerez de la Frontera). En 1984 viaja a Venecia que le es de gran interés en los diferentes aspectos del arte en general. Visita las islas de Murano y Burano así como el pueblo de Chiogfia próximo a Venecia. Las composiciones de este pueblo pesquero atravesado por un canal resultan espléndidas, dado que le ofrecen la posibilidad de enlazar las barcas con sus grandes velas de color rojo, con los grises de las iglesias y los puentes que cruzan el canal.
En 1992 realiza una Exposición Colectiva Extraordinaria en galería Mellado. Inaugura nuevo estudio en Collado Villalba e inicia una serie de tablas de pequeño formato de rincones y lugares de su tierra que van desapareciendo con las nuevas modificaciones urbanas, Puente de Zuazo, el Zaporito, playa de la Cacería y Estudios sobre el Monasterio de el Escorial. En 1993 viaja al sur de Portugal causándole gran impresión la singular orografía de los acantilados cerca de Lagos así como su puerto pesquero, realizando varias obras sobre estos temas. Concursa al X premio Durán (Madrid). Participa en la Exposición Postimpresionistas en la Galería Mellado, donde presenta varias telas de gran formato sobre el Monasterio de el Escorial, algunas de las cuales son adquiridas por una galería de EE.UU.
Por último, expone en la Galería Margarita Summers de Madrid, en los años 1998, 2001 y 2003. Fallece en Collado Villalba (Madrid), el 31 de diciembre de 2006.