Del 4 al 27 de abril / Sala de Exposiciones. Mataelpino.

 

Tras el rotundo éxito de su última exposición «The Light of the Spanish Landscape» en la Foose Gallery del Reino Unido, en mayo de 2024, presentada por Carmen Aragón, donde su obra fue aclamada y casi en su totalidad adquirida, el Maestro Manuel Aragón desembarca en la sala de exposiciones de Mataelpino Madrid, el municipio del arte. Bajo la comisaría de Leopoldo Cabral Valencia, esta muestra excepcional reúne obras inéditas y piezas icónicas cedidas por su hija, Isabel Aragón, abriendo una ventana al pasado colorista del maestro y a la esencia luminosa de los paisajes españoles. Una oportunidad única para reencontrarse con el legado de un artista que convirtió la luz y el color, antes de partir, en su firma. 

 

Conocí el alma de Manuel Aragón en su pintura, ya después de su muerte.

Basta con ver un par de sus cuadros para sentir el tiempo, las atmósferas y los vientos que no volverán. Fue un hombre que se detenía con sentimiento a fragmentar un paisaje en colores y encuadres bien elegidos, con una paleta variada y cargada de pasión. Su obra revela una contorsión pictórica que solo logra un grande de la pintura, una maestría técnica que se despliega con libertad sobre las texturas y formas, construyendo el paisaje. Hombro a hombro con reconocidos pintores europeos, sus trazos también marcan parte de la historia.

Ver sus obras antes de llevarlas al estudio, elegirlas en casa de su familia, sentir casi el aura de su proceso creativo, descubrir sus manuscritos, el orden y la clasificación meticulosa de sus piezas… Todo ese compendio, recopilado y organizado por su propia mano en folios y fotografías de sus cuadros estrictamente cuidados, es emocionante. Es una intimidad artística a la que pocos tendrán acceso, un rastro personal que nos acerca aún más a su legado.

Hablar de la obra del Maestro Manuel Aragón es sumergirse en empastes controlados de color, composiciones arriesgadas, pinceladas certeras, geometrías y atmósferas poderosas. Tenía la capacidad de extraer del paisaje su esencia única y plasmarla eternamente en el lienzo, consiguiendo ese sentimiento profundo de contemplación que tanto se busca en el arte. Robaba al tiempo las eternidades que pasamos de largo y que nunca vuelven en un paisaje.

Tras su fallecimiento el 31 de diciembre de 2006, quedaron más de 500 obras. Se estima que su producción superó las 1000 piezas, y su trayectoria incluyó 36 exposiciones, de las cuales 22 fueron individuales.

Esta exposición es una extensión de su vida y un homenaje a su poesía pictórica.

 

Leopoldo Cabral Valencia (Comisario de la exposición)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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