La Sierra de Guadarrama cuenta con variadas propuestas de ocio, cultura y naturaleza para cada una de las estaciones del año y numerosos recursos turísticos y culturales: Su paisaje y su naturaleza; su patrimonio histórico y cultural; sus hoteles y alojamientos rurales; sus restaurantes, su gastronomía y productos locales; sus rutas turísticas y de montaña y múltiples actividades deportivas y de naturaleza; las fiestas patronales y otras tradicionales citas anuales; y la continua programación cultural de los municipios (música, teatro y danza, exposiciones, actividades infantiles, talleres y cursos, etc.), de la que disfrutar en un entorno privilegiado, a 40 minutos de Madrid…
La Sierra de Guadarrama cuenta con variadas propuestas de ocio, cultura y naturaleza para cada una de las estaciones del año y numerosos recursos turísticos y culturales: Su paisaje y su naturaleza; su patrimonio histórico y cultural; sus hoteles y alojamientos rurales; sus restaurantes, su gastronomía y productos locales; sus rutas turísticas y de montaña y múltiples actividades deportivas y de naturaleza; las fiestas patronales y otras tradicionales citas anuales; y la continua programación cultural de los municipios (música, teatro y danza, exposiciones, actividades infantiles, talleres y cursos, etc.), de la que disfrutar en un entorno privilegiado, a 40 minutos de Madrid…
LA SIERRA DE GUADARRAMA Y EL PARQUE NACIONAL
El término «Guadarrama» podría venir del árabe uad-ar-rámel (río del arenal), y según esto cabría decir que el río dio nombre a la sierra; sin embargo, también podría venir del latino aquae dirrama (divisoria de aguas), por ser esta sierra divisoria de las cuencas del Tajo y el Duero, y en tal caso sería la sierra la que dio nombre al río…
Sea como fuere, la Sierra de Guadarrama es una cordillera del Sistema Central situada entre las sierras de Gredos y Ayllón, en las provincias de Madrid, Segovia y Ávila. Su longitud es de unos 80 km. y su pico más alto (Peñalara) tiene 2.480m. Hace 360 millones de años su sustrato inicial se empieza a plegar y metamorfosear originando los gneises que durante el Paleozoico Superior se fracturan dando paso a las masas magmáticas que causan la elevación general de toda la cordillera. En el Mesozoico se produce la trasgresión marina y se suceden los procesos de erosión y desmantelamiento del relieve que originan la sedimentación que dará lugar a las calizas. Hace 65 millones de años la sierra se eleva tal y como hoy la conocemos y, finalmente, la acción glaciar del Cuaternario termina de modelar sus circos, sus cauces fluviales, sus valles y la excepcionalidad de sus formaciones rocosas y relieves de montaña y alta montaña.
La Sierra de Guadarrama puede dividirse en dos partes, la zona del noreste y la del suroeste, separadas por la franja comprendida entre los puertos de Navacerrada y Cotos. Por cordales montañosos, la sierra se compone de su alineación principal, los cordales secundarios y los cerros y pequeñas sierras periféricas. En ese orden: la Cuerda Larga y los Montes Carpetanos, a uno y otro lado del valle del Lozoya; la Sierra de los Porrones; el ramal de La Mujer Muerta; y las pequeñas sierras y cerros como la Sierra de Ojos Albos o el Cerro de Matabueyes, en la vertiente segoviana, o la Sierra de La Cabrera, la Sierra de Hoyo de Manzanares o Las Machotas, en la vertiente madrileña. Entre sus principales cumbres están: Peñalara (2428m.), Cabeza de Hierro (2383m.), La Maliciosa (2227m.), el Montón de Trigo (2161m.), Siete Picos (2138m.) o El Yelmo (1729m.).
Mención aparte merece La Pedriza, un gran batolito granítico situado en la vertiente sur de la Sierra de Guadarrama, dentro del municipio de Manzanares el Real, en la Comunidad de Madrid. Se trata de una zona de interés geológico y paisajístico. Geológicamente, La Pedriza es un canchal berroqueño con canchos, tolmos, agujas, cubos, piedras caballeras, domos y puentes de roca, compuesto por rocas graníticas formadas hace 300 millones de años y curiosas erosiones, diaclasas, pequeñas fallas, barrancos y collados que esculpen caprichosamente el paisaje.
Mayoritariamente pinares, robledales y encinares, en las zonas bajas y medias de la Sierra de Guadarrama, y pastizales y arbustos de montaña, en sus zonas altas, acogen a multitud de animales: diversos insectos, anfibios y reptiles; mamíferos como la cabra montesa, el corzo, el jabalí, el tejón, la nutria o el zorro; y aves como la abubilla, el arrendajo, el martín pescador, el petirrojo, el picapinos o el buitre negro y el águila imperial.
El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama ocupa 33.960 hectáreas de la Sierra de Guadarrama, entre las provincias de Segovia y Madrid, y fue declarado tal en 2013 a fin de proteger los 11 ecosistemas diferentes presentes en la sierra, algunos de ellos únicos en la península. En total, en la zona declarada parque nacional hay más de 1280 especies, de las que 13 están en peligro de extinción, más de 1500 plantas autóctonas y 30 tipos de vegetación. Las especies animales presentes en el parque representan el 45% de la fauna total de España y el 18% de la europea.
El mapa de actuación de La Dársena Cultura en Movimiento abarca parte de la Sierra de Guadarrama en las comarcas Cuenca del Guadarrama y Alto Manzanares de la Comunidad de Madrid; buena parte del Parque Regional Cuenca Alta del Manzanares y parte del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama; parte también de la Reserva de la Biosfera Cuencas Altas de los ríos Manzanares, Lozoya y Guadarrama; y parte de los espacios protegidos de la Red Natura 2000 Cuenca del río Guadarrama, Cuenca del río Manzanares y Cuenca del río Lozoya y Sierra Norte.
LA SIERRA DE GUADARRAMA Y EL PARQUE NACIONAL
El término «Guadarrama» podría venir del árabe uad-ar-rámel (río del arenal), y según esto cabría decir que el río dio nombre a la sierra; sin embargo, también podría venir del latino aquae dirrama (divisoria de aguas), por ser esta sierra divisoria de las cuencas del Tajo y el Duero, y en tal caso sería la sierra la que dio nombre al río…
Sea como fuere, la Sierra de Guadarrama es una cordillera del Sistema Central situada entre las sierras de Gredos y Ayllón, en las provincias de Madrid, Segovia y Ávila. Su longitud es de unos 80 km. y su pico más alto (Peñalara) tiene 2.480m. Hace 360 millones de años su sustrato inicial se empieza a plegar y metamorfosear originando los gneises que durante el Paleozoico Superior se fracturan dando paso a las masas magmáticas que causan la elevación general de toda la cordillera. En el Mesozoico se produce la trasgresión marina y se suceden los procesos de erosión y desmantelamiento del relieve que originan la sedimentación que dará lugar a las calizas. Hace 65 millones de años la sierra se eleva tal y como hoy la conocemos y, finalmente, la acción glaciar del Cuaternario termina de modelar sus circos, sus cauces fluviales, sus valles y la excepcionalidad de sus formaciones rocosas y relieves de montaña y alta montaña.
La Sierra de Guadarrama puede dividirse en dos partes, la zona del noreste y la del suroeste, separadas por la franja comprendida entre los puertos de Navacerrada y Cotos. Por cordales montañosos, la sierra se compone de su alineación principal, los cordales secundarios y los cerros y pequeñas sierras periféricas. En ese orden: la Cuerda Larga y los Montes Carpetanos, a uno y otro lado del valle del Lozoya; la Sierra de los Porrones; el ramal de La Mujer Muerta; y las pequeñas sierras y cerros como la Sierra de Ojos Albos o el Cerro de Matabueyes, en la vertiente segoviana, o la Sierra de La Cabrera, la Sierra de Hoyo de Manzanares o Las Machotas, en la vertiente madrileña. Entre sus principales cumbres están: Peñalara (2428m.), Cabeza de Hierro (2383m.), La Maliciosa (2227m.), el Montón de Trigo (2161m.), Siete Picos (2138m.) o El Yelmo (1729m.).
Mención aparte merece La Pedriza, un gran batolito granítico situado en la vertiente sur de la Sierra de Guadarrama, dentro del municipio de Manzanares el Real, en la Comunidad de Madrid. Se trata de una zona de gran interés geológico y paisajístico. Geológicamente, La Pedriza es un canchal berroqueño con canchos, tolmos, agujas, cubos, piedras caballeras, domos y puentes de roca, compuesto por rocas graníticas formadas hace 300 millones de años y curiosas erosiones, diaclasas, pequeñas fallas, barrancos y collados que esculpen caprichosamente el paisaje.
Mayoritariamente pinares, robledales y encinares, en las zonas bajas y medias de la Sierra de Guadarrama, y pastizales y arbustos de montaña, en sus zonas altas, acogen a multitud de animales: diversos insectos, anfibios y reptiles; mamíferos como la cabra montesa, el corzo, el jabalí, el tejón, la nutria o el zorro; y aves como la abubilla, el arrendajo, el martín pescador, el petirrojo, el picapinos o el buitre negro y el águila imperial.
El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama ocupa 33.960 hectáreas de la Sierra de Guadarrama, entre las provincias de Segovia y Madrid, y fue declarado tal en 2013 a fin de proteger los 11 ecosistemas diferentes presentes en la sierra, algunos de ellos únicos en la península. En total, en la zona declarada parque nacional hay más de 1280 especies, de las que 13 están en peligro de extinción, más de 1500 plantas autóctonas y 30 tipos de vegetación. Las especies animales presentes en el parque representan el 45% de la fauna total de España y el 18% de la europea.
El mapa de actuación de La Dársena Cultura en Movimiento abarca parte de la Sierra de Guadarrama en las comarcas Cuenca del Guadarrama y Alto Manzanares de la Comunidad de Madrid; buena parte del Parque Regional Cuenca Alta del Manzanares y parte del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama; parte también de la Reserva de la Biosfera Cuencas Altas de los ríos Manzanares, Lozoya y Guadarrama; y parte de los espacios protegidos de la Red Natura 2000 Cuenca del río Guadarrama, Cuenca del río Manzanares y Cuenca del río Lozoya y Sierra Norte.
HISTORIA
La presencia humana en la Sierra de Guadarrama se remonta al Neolítico, tal y como atestigua el hoy desaparecido dolmen de Entretérminos (Collado Villalba) o el túmulo funerario hallado en la ribera del río Samburiel. Las pinturas rupestres y otros restos arqueológicos hallados en Los Aljibes, en La Pedriza, dan testimonio de asentamientos en la Edad del Bronce.
Del paso de los romanos por estas tierras quedan tramos de calzadas y algunos puentes en perfecto estado de conservación, además del extraordinario yacimiento de “Miaccum” en Collado Mediano y restos como las piedras grabadas halladas en Soto del Real.
De la época visigoda dan fe el yacimiento de La Cabilda, en Hoyo de Manzanares, las tumbas descubiertas en el cerrillo del Rebollar o los restos de un asentamiento en Soto del Real.
De comienzos de la Edad Media son las murallas de Buitrago y Pedraza y los restos árabes de Torrelodones, Moralzarzal, Collado Villalba o Guadarrama.
Tras la Reconquista de Madrid (Magerit), a finales del siglo XI, se suceden las disputas territoriales entre madrileños y segovianos por las zonas de paso y los recursos naturales, pastos y terrenos de cultivo al sur de la Sierra de Guadarrama. Con la intención de poner fin a estas disputas, pasado más de un siglo, el rey Alfonso X El Sabio pone bajo el amparo de la corona toda esa zona pasando a llamarse El Real de Manzanares, sin que por ello se dieran por terminadas tales pugnas. La comarca estaba integrada por la villa principal de Manzanares El Real y las poblaciones de Alpedrete, El Boalo, Becerril de la Sierra, Cercedilla, Navacerrada, Chozas (hoy Soto del Real), Porquerizas (hoy Miraflores de la Sierra), Colmenarejo, Colmenar Viejo, Collado Mediano, Collado Villalba, Moralzarzal, Galapagar (incluyendo Navalquejigo, Villanueva del Pardillo y Torrelodones), Guadalix de la Sierra, Guadarrama, Hoyo de Manzanares y Los Molinos. Finalmente, el Real de Manzanares fue cedido a la Casa de Mendoza, según disposición del rey Juan I, fechada el 14 de octubre de 1383. Durante los tres siglos siguientes estos municipios irían independizándose y consiguiendo el título de Villa.
A comienzos del siglo XVIII, en la Guerra de la Independencia tuvo lugar la batalla de Somosierra (1808) en el puerto del mismo nombre, donde las tropas españolas fueron derrotadas por los lanceros polacos al servicio de los franceses y, en cuya memoria, se alza un monumento en aquel puerto. En vísperas de la Nochebuena de aquel mismo año, Napoleón intenta pasar el Alto del León en persecución del ejército británico comandado por el general Moore. Una tempestad de viento y nieve les detiene, pero al final consiguen forzar el paso del puerto de Guadarrama en una ascensión inmortalizada en un cuadro del Palacio de Versalles.
A mediados del siglo XIX, muchos municipios de la zona sufren especialmente las consecuencias del largo proceso de desamortización española iniciado a finales del siglo XVIII por el que miles de hectáreas pasaron a manos privadas provocando numerosos conflictos entre ganaderos y agricultores.
A finales del siglo XIX y principios del XX, entre los acontecimientos más importantes de la zona se cuentan la llegada del ferrocarril y las excursiones y actuaciones de la Institución Libre de Enseñanza. Fundada en 1876, esta institución tuvo un lugar destacado en la cultura de aquella época, introduciendo en España las más avanzadas teorías pedagógicas y científicas que se estaban desarrollando más allá de nuestras fronteras. Sus fundadores, entre los que se encontraba Francisco Giner de los Ríos, recorrieron junto a sus discípulos la Sierra de Guadarrama, abriendo caminos y aportando al montañismo un determinante significado cultural, científico y pedagógico que ha perdurado hasta nuestros días, engendrando lo que se dio en llamar “guadarramismo”. En esa época (1913) y con el mismo espíritu, se crea también la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, encaminada a preservar, poner en valor y hacer más accesible la Sierra de Guadarrama. Constancio Bernaldo de Quirós, presidente de esta Sociedad hasta 1916 y discípulo de Giner de los Ríos, es el responsable de los primeros libros sobre la Sierra de Guadarrama: «Peñalara. Notas de camino por la Sierra de Guadarrama» (1905), «Guía Alpina de Guadarrama» (1915) o «La Pedriza del Real del Manzanares» (1921). De la misma época es también el libro «Notas de la Sierra de Guadarrama: Aspectos y Paisajes» (1910), de Alberto de Segovia, otro de «los doce amigos» que originaron la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara y su revista, de la que fue tesorero.
En la Guerra Civil (1936-1939) la Sierra de Guadarrama fue un importante y castigado frente de batalla durante casi toda la contienda, como demuestran las cicatrices en forma de trincheras y los búnkeres y otras construcciones que aún se conservan en diversos emplazamientos. Las poblaciones de la Sierra de Guadarrama, como tantos otros lugares de España, sufren la destrucción y la despoblación dando paso, en la posguerra, a un lento proceso de reconstrucción y repoblación que culminaría en los años 50 y 60 con el resurgir de toda la zona gracias a los esfuerzos de sus gentes en esa dirección y debido también a la afluencia de excursionistas y veraneantes, a la construcción de establecimientos hoteleros y segundas residencias y al desarrollo en general del sector servicios.
HISTORIA
La presencia humana en la Sierra de Guadarrama se remonta al Neolítico, tal y como atestigua el hoy desaparecido dolmen de Entretérminos (Collado Villalba) o el túmulo funerario hallado en la ribera del río Samburiel. Las pinturas rupestres y otros restos arqueológicos hallados en Los Aljibes, en La Pedriza, dan testimonio de asentamientos en la Edad del Bronce.
Del paso de los romanos por estas tierras quedan tramos de calzadas y algunos puentes en perfecto estado de conservación, además del extraordinario yacimiento de “Miaccum” en Collado Mediano y restos como las piedras grabadas halladas en Soto del Real.
De la época visigoda dan fe el yacimiento de La Cabilda, en Hoyo de Manzanares, las tumbas descubiertas en el cerrillo del Rebollar o los restos de un asentamiento en Soto del Real.
De comienzos de la Edad Media son las murallas de Buitrago y Pedraza y los restos árabes de Torrelodones, Moralzarzal, Collado Villalba o Guadarrama.
Tras la Reconquista de Madrid (Magerit), a finales del siglo XI, se suceden las disputas territoriales entre madrileños y segovianos por las zonas de paso y los recursos naturales, pastos y terrenos de cultivo al sur de la Sierra de Guadarrama. Con la intención de poner fin a estas disputas, pasado más de un siglo, el rey Alfonso X El Sabio pone bajo el amparo de la corona toda esa zona pasando a llamarse El Real de Manzanares, sin que por ello se dieran por terminadas tales pugnas. La comarca estaba integrada por la villa principal de Manzanares El Real y las poblaciones de Alpedrete, El Boalo, Becerril de la Sierra, Cercedilla, Navacerrada, Chozas (hoy Soto del Real), Porquerizas (hoy Miraflores de la Sierra), Colmenarejo, Colmenar Viejo, Collado Mediano, Collado Villalba, Moralzarzal, Galapagar (incluyendo Navalquejigo, Villanueva del Pardillo y Torrelodones), Guadalix de la Sierra, Guadarrama, Hoyo de Manzanares y Los Molinos. Finalmente, el Real de Manzanares fue cedido a la Casa de Mendoza, según disposición del rey Juan I, fechada el 14 de octubre de 1383. Durante los tres siglos siguientes estos municipios irían independizándose y consiguiendo el título de Villa.
A comienzos del siglo XVIII, en la Guerra de la Independencia tuvo lugar la batalla de Somosierra (1808) en el puerto del mismo nombre, donde las tropas españolas fueron derrotadas por los lanceros polacos al servicio de los franceses y, en cuya memoria, se alza un monumento en aquel puerto. En vísperas de la Nochebuena de aquel mismo año, Napoleón intenta pasar el Alto del León en persecución del ejército británico comandado por el general Moore. Una tempestad de viento y nieve les detiene, pero al final consiguen forzar el paso del puerto de Guadarrama en una ascensión inmortalizada en un cuadro del Palacio de Versalles.
A mediados del siglo XIX, muchos municipios de la zona sufren especialmente las consecuencias del largo proceso de desamortización española iniciado a finales del siglo XVIII por el que miles de hectáreas pasaron a manos privadas provocando numerosos conflictos entre ganaderos y agricultores.
A finales del siglo XIX y principios del XX, entre los acontecimientos más importantes de la zona se cuentan la llegada del ferrocarril y las excursiones y actuaciones de la Institución Libre de Enseñanza. Fundada en 1876, esta institución tuvo un lugar destacado en la cultura de aquella época, introduciendo en España las más avanzadas teorías pedagógicas y científicas que se estaban desarrollando más allá de nuestras fronteras. Sus fundadores, entre los que se encontraba Francisco Giner de los Ríos, recorrieron junto a sus discípulos la Sierra de Guadarrama, abriendo caminos y aportando al montañismo un determinante significado cultural, científico y pedagógico que ha perdurado hasta nuestros días, engendrando lo que se dio en llamar “guadarramismo”. En esa época (1913) y con el mismo espíritu, se crea también la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, encaminada a preservar, poner en valor y hacer más accesible la Sierra de Guadarrama. Constancio Bernaldo de Quirós, presidente de esta Sociedad hasta 1916 y discípulo de Giner de los Ríos, es el responsable de los primeros libros sobre la Sierra de Guadarrama: «Peñalara. Notas de camino por la Sierra de Guadarrama» (1905), «Guía Alpina de Guadarrama» (1915) o «La Pedriza del Real del Manzanares» (1921). De la misma época es también el libro «Notas de la Sierra de Guadarrama: Aspectos y Paisajes» (1910), de Alberto de Segovia, otro de «los doce amigos» que originaron la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara y su revista, de la que fue tesorero.
En la Guerra Civil (1936-1939) la Sierra de Guadarrama fue un importante y castigado frente de batalla durante casi toda la contienda, como demuestran las cicatrices en forma de trincheras y los búnkeres y otras construcciones que aún se conservan en diversos emplazamientos. Las poblaciones de la Sierra de Guadarrama, como tantos otros lugares de España, sufren la destrucción y la despoblación dando paso, en la posguerra, a un lento proceso de reconstrucción y repoblación que culminaría en los años 50 y 60 con el resurgir de toda la zona gracias a los esfuerzos de sus gentes en esa dirección y debido también a la afluencia de excursionistas y veraneantes, a la construcción de establecimientos hoteleros y segundas residencias y al desarrollo en general del sector servicios.
ARTE Y CULTURA
Fuente: parquenacionalsierraguadarrama.es
Quien conozca la Sierra de Guadarrama sabe que cualquier referencia a ella es incompleta si no se hace mención a la cultura. Su cercanía a Madrid ha supuesto que desde hace siglos la Sierra de Guadarrama sea escenario de paisajes culturales, sobre todo pictóricos y literarios pero también arquitectónicos, cinematográficos, e incluso educativos.
La Sierra de Guadarrama es la que aparece en los fondos de paisaje de los más famosos retratos reales de Velázquez y en las pinturas de Carlos de Haes, Martin Rico, Morera, Beruete o Sorolla, siendo además el motivo de numerosos poemas y fragmentos de obras literarias como el «Libro del Buen Amor» del Arcipreste de Hita. Otros muchos como el Marqués de Santillana, en sus serranillas, tienen numerosas referencias a esta Sierra. El Siglo de Oro está plagado de ejemplos, escritores como Cervantes, Lope de Vega, Vélez de Guevara, Tirso de Molina, Rojas Zorrilla o Góngora, entre otros, sitúan algunas de sus obras en la majestuosa Sierra de Guadarrama. En la época de la Ilustración cabe destacar a Antonio Ponz, Nicolás Moratín o Jovellanos. El romanticismo también se hace eco de este paisaje inigualable y son muchos los nombres que han consagrado a esta sierra a lo largo de los siglos. Giner de los Ríos, Pío Baroja y Antonio Machado también dejan huella con su devoción guadarrameña, al igual que Ortega y Gasset, Leopoldo Panero, el poeta Luis Rosales, Camilo José Cela, Sánchez Ferlosio o Vicente Aleixandre.
Además de todos estos ejemplos de altura, en la Sierra de Guadarrama sobrevive con esfuerzo una cultura que, por dejar un registro más humilde de su existencia, corre el peligro de desaparecer. Son las tradiciones de los serranos que desde hace milenios pueblan y modifican el paisaje con una cadencia cercana a la de la propia naturaleza. Estas modificaciones del paisaje vienen motivadas por la explotación de los recursos naturales a través de la agricultura, la ganadería o los aprovechamientos forestales. Toda esta actividad realizada para obtener alimentos, energía y utensilios ha generado en el trascurso de los siglos este paisaje declarado Parque Nacional y, a su vez, infinidad de tradiciones que suponen el acervo cultural de la Sierra.
Quien conozca la Sierra de Guadarrama sabe que cualquier referencia a ella es incompleta si no se hace mención a la cultura. Su cercanía a Madrid ha supuesto que desde hace siglos la Sierra de Guadarrama sea escenario de paisajes culturales, sobre todo pictóricos y literarios pero también arquitectónicos, cinematográficos, e incluso educativos.
La Sierra de Guadarrama es la que aparece en los fondos de paisaje de los más famosos retratos reales de Velázquez y en las pinturas de Carlos de Haes, Martin Rico, Morera, Beruete o Sorolla, siendo además el motivo de numerosos poemas y fragmentos de obras literarias como el «Libro del Buen Amor» del Arcipreste de Hita. Otros muchos como el Marqués de Santillana, en sus serranillas, tienen numerosas referencias a esta Sierra. El Siglo de Oro está plagado de ejemplos, escritores como Cervantes, Lope de Vega, Vélez de Guevara, Tirso de Molina, Rojas Zorrilla o Góngora, entre otros, sitúan algunas de sus obras en la majestuosa Sierra de Guadarrama. En la época de la Ilustración cabe destacar a Antonio Ponz, Nicolás Moratín o Jovellanos. El romanticismo también se hace eco de este paisaje inigualable y son muchos los nombres que han consagrado a esta sierra a lo largo de los siglos. Giner de los Ríos, Pío Baroja y Antonio Machado también dejan huella con su devoción guadarrameña, al igual que Ortega y Gasset, Leopoldo Panero, el poeta Luis Rosales, Camilo José Cela, Sánchez Ferlosio o Vicente Aleixandre.
Además de todos estos ejemplos de altura, en la Sierra de Guadarrama sobrevive con esfuerzo una cultura que, por dejar un registro más humilde de su existencia, corre el peligro de desaparecer. Son las tradiciones de los serranos que desde hace milenios pueblan y modifican el paisaje con una cadencia cercana a la de la propia naturaleza. Estas modificaciones del paisaje vienen motivadas por la explotación de los recursos naturales a través de la agricultura, la ganadería o los aprovechamientos forestales. Toda esta actividad realizada para obtener alimentos, energía y utensilios ha generado en el trascurso de los siglos este paisaje declarado Parque Nacional y, a su vez, infinidad de tradiciones que suponen el acervo cultural de la Sierra.
LIBROS RECOMENDADOS ladarsenacm.com
S I E R R A D E G U A D A R R A M A
“Obras del Guadarrama”
Constancio Bernardo de Quirós / Comunidad de Madrid y RSEA Peñalara, 2003.
“Notas sobre la Sierra de Guadarrama (Aspectos y Paisajes)”
Alberto de Segovia / Comunidad de Madrid y RSEA Peñalara, 2006.
“A favor del Guadarrama”
Antonio Sáenz de Miera / Ed. La Librería, 2005.
“La Sierra de Guadarrama. Imagen de una montaña”
Javier Sánchez / Texto: Eduardo Martínez de Pisón / Ed. La Librería, 2004.
“Montañas del Guadarrama”
Javier Sánchez / Texto: Eduardo Martínez de Pisón / Ed. La Librería, 2016.
“La Sierra de Guadarrama. Parque Nacional”
Eduardo Martínez de Pisón / Ed. Lunwerg, 2015 / Fotografías de Javier Sánchez.
“Memorias del Guadarrama”
Julio Vías / Ed. La Librería, 2001.
“La Sierra de Guadarrama: Biografía de un paisaje”
Julio Vías / Ed. La Librería, 2004.
“Sierra de Guadarrama, viejos oficios para la memoria”
Julio Vías / Ed. La Librería, 2016 / Fotografías de Javier Sánchez.
“Parque Nacional Sierra de Guadarrama: Guía para contemplar su paisaje”
Julio Vías / Ed. La Librería, 2014.
“Paisajes y literatura de la Sierra de Guadarrama”
José Arias Martínez / Autoedición, 2013.
“Mil Guadarramas: La Sierra hecha palabras”
Recopilación de textos literarios y periodísticos / Ed. Guadarramistas, 2016.
“Los pasos históricos de la Sierra de Guadarrama”
Leonardo Fernández Troyano / Ed. La Librería, 2013.
“La Sierra de Guadarrama en el recuerdo”
Carlos Frías Valdés / Autoedición, 2010.
“Frente de la Sierra de Guadarrama”
Jacinto M. Arévalo Molina / Ed. La Librería, 2018.
“Balat Humaud. El camino árabe y su paso por la Sierra de Guadarrama”
Ricardo Fanjul De Juana / Ed. Xeirón, 2017.
“La Sierra de Guadarrama en las antiguas postales”
Juan Pedro Velasco Sayago / Ed. Temporae, 2013.
“Sierra e historia. El Guadarrama del Neolítico al siglo XX”
Fernando Castillo Cáceres / Ed. La Librería, 2009.
“Sierra de Guadarrama – Alto Manzanares: Humana y Natural”
Mónica Somacarrera Molina / ADESGAM, 2009.
“Lectura del Paisaje de la Comarca Alto Guadarrama Alto Manzanares: Un Legado Histórico”
Daniel Ferrer Jiménez, Fernando Santa Cecilia Mateos y Rafael Mata Olmo / ADESGAM, 2005.
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SIERRA DE GUADARRAMA
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